LECCIÓN 53 (TERCER REPASO)
Hoy repasaremos lo siguiente:
Mis pensamientos sin significado me están
mostrando un mundo sin significado.
Dado que los pensamientos de que soy
consciente no significan nada, el mundo que los refleja no puede tener
significado. Lo que da lugar a este mundo es algo demente, como lo es también
el resultado de ello. La realidad no es demente, y yo tengo pensamientos reales
así como dementes. Por lo tanto, puedo ver un mundo real,si recurro a
mis pensamientos reales como guía para ver.
Estoy disgustado porque veo un mundo que
no tiene significado.
Los pensamientos dementes perturban. Dan
lugar a un mundo en el que no hay orden de ninguna clase. Solo el caos puede
puede regir en un mundo que representa una manera de pensar caótica,y el caos
es la ausencia total de leyes. No puedo vivir en paz en un mundo así. Estoy
agradecido de que este mundo no sea real,y de que no necesito verlo en
absoluto, a menos que yo mismo elija otorgarle valor. Elijo no
otorgarle valor a lo que es completamente demente y no tiene significado.
Un mundo sin significado engendra temor.
Lo que es totalmente demente engendra
temor porque no se puede contar con ello en absoluto, ni da pie a que se le
tenga confianza. En la demencia no hay nada en lo que se pueda confiar. No
ofrece seguridad ni esperanza. Pero un mundo así no es real. Le he conferido la
ilusión de realidad y he sufrido por haber creído en él. Elijo ahora
dejar de creer en él y depositar mi confianza en la realidad. Al elegir esto,
me escaparé de todos los efectos del mundo del miedo porque estaré reconociendo
que no existe.
Dios no creó un mundo sin significado.
¿Cómo puede ser que exista un mundo sin
significado si Dios no lo creó? El es la fuente de todo significado y todo lo
que es real está en su Mente. Está en mi mente también porque Él lo creó
conmigo. ¿Por qué he de seguir sufriendo por los efectos de mis pensamientos
dementes cuando la perfección de la creación es mi hogar? Quiero recordar el
poder de mi decisión y reconocer mi verdadera morada.
Mis pensamientos son imágenes que yo mismo
he fabricado.
Todo lo que veo refleja mis pensamientos.
Son mis pensamientos los que me dicen dónde estoy y lo que soy. El hecho de que
vea un mundo en el que hay sufrimiento, en el que se puedan experimentar
pérdidas y en el que se pueda morir, me muestra que lo único que estoy viendo
es la representación de mis pensamientos dementes, y que no estoy permitiendo
que mis pensamientos reales viertan su benéfica luz sobre lo que veo. No
obstante, el camino de Dios es seguro. Las imágenes que he fabricado no pueden
prevalecer contra Él porque no es mi voluntad que lo hagan.
Mi voluntad es la Suya , y no antepondré otros
dioses a Él.
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